Los datos son el alma del marketing digital. Cada clic, conversión o impresión cuenta una historia, pero esa historia no siempre es fácil de entender de forma aislada. En este espacio es donde entran los dashboards o cuadros de mando, como se llaman en español. Son esas herramientas que prometen transformar números en narrativas, caos en claridad.

  1. ¿Qué hace que un dashboard sea impresionante?
  2. Paso a paso para crear un dashboard memorable
  3. Cómo elegir las mejores visualizaciones
  4. Detalles que marcan la diferencia
  5. Casos de uso
  6. Herramientas recomendadas
  7. Recomendaciones finales

Cualquier profesional del marketing online vive rodeado de cuadros de mando. Todas las herramientas incluyen algún tipo de panel de datos con información presumiblemente valiosa. Sin embargo, seamos honestos: ¿Cuántos dashboards realmente merecen la pena? ¿Cuántos son más que una simple colección de gráficos sin alma?

Un dashboard genérico (como esos que te descargas de una web de plantillas para Looker Studio) es como un traje comprado en una tienda barata: puede cumplir su función, pero no destaca, no conecta, no deja huella.

Ahora bien, un cuadro de mandos personalizado es otra cosa. Es como ese traje hecho a medida por un sastre, diseñado para ajustarse a tus necesidades y a los objetivos de tu cliente, con un toque extra que lo hace memorable. Es la diferencia entre «Bueno, esto está bien» y «¡Uau, esto es justo lo que necesito!».

Aunque este segundo caso requiere de un trabajo extra y de mucho más mimo en el proceso, siempre merece la pena.

La personalización no solo supone usar los colores corporativos o añadir el logo del cliente —qué menos que eso ¿no?—. Se trata de entender qué es lo realmente importante para quien lo usa: ¿Qué decisiones debe tomar? ¿Qué métricas les importan? ¿Qué historia deben contar los datos? Y, por supuesto ¿cómo presentar la información de forma que sea clara, accionable y, por qué no, estéticamente atractiva?

Y es que un buen dashboard, accionable, comprensible, agradable… ¡útil, en definitiva!, es la mejor forma de asegurar que tu cliente lo va a usar para tomar decisiones basadas en datos. De otro modo será otro cuadro de mando más que será condenado al infierno de los documentos que nadie consulta. Y que quede claro, confieso que el buzón de correo de mis clientes de 2012 estaba repleto de cuadros de mando que ninguno de ellos necesitaba. Sé bien de lo que hablo. He aprendido a base de errores y de ponerme en el lugar de mis clientes.

En este artículo, vamos a enseñarte cómo crear dashboards que no solo informen, sino que también impresionen. Desde elegir las métricas adecuadas hasta diseñar con propósito, pasando por trucos para añadir ese «factor wow» que hará que tus clientes quieran enseñar tu dashboard hasta en sus cenas familiares. Igual exagero un poco, pero tú ya me entiendes.

Porque un buen dashboard no es solo un conjunto de gráficos; es una conversación visual que conecta datos con decisiones. Así que, ¿estás listo para convertir tus dashboards en herramientas memorables? ¡Vamos allá!

¿Qué hace que un dashboard sea impresionante?

Un dashboard verdaderamente impresionante no solo organiza datos; los transforma en una herramienta poderosa que genera impacto. Es como una buena historia: clara, relevante y con un diseño que atrapa desde el primer vistazo. Lograr esto no es cuestión de suerte o de gusto artístico, sino de combinar cuatro elementos clave: claridad visual, relevancia de los datos, interactividad y un diseño atractivo.

La claridad visual es el primer ingrediente esencial. Piensa en esos dashboards recargados de gráficos confusos, tablas interminables y colores que parecen competir entre sí. Lejos de ser útiles, solo logran abrumar. Un buen dashboard debe ser como un mapa, claro y directo, donde las métricas clave destaquen en posiciones estratégicas y los gráficos sean fáciles de interpretar. Olvídate de los tableros superabigarrados repletos de elementos.

Por ejemplo, si estás midiendo el rendimiento de una campaña publicitaria, un gráfico de barras que compare el CTR entre distintos anuncios será mucho más efectivo que una densa tabla llena de cifras.

Por supuesto, la relevancia de los datos es igual de importante. No importa cuánto te esfuerces en diseñar un dashboard bonito si los datos que muestra no son útiles para el cliente. Aquí es donde entra el arte de hablar el mismo idioma que tu audiencia.

Cada cliente tiene necesidades específicas, y un dashboard genérico no les dice nada. Por ejemplo, un ecommerce se centrará en métricas como las ventas por categoría o el impacto de los descuentos, mientras que una empresa B2B buscará datos sobre generación de leads y coste por adquisición. Si no conoces las prioridades del cliente, estarás diseñando algo que, en el mejor de los casos, pasará desapercibido.

Me he encontrado con muchos cuadros de mando con sesiones, tiempos de permanencia, tasas de rebote, porcentajes de interacción y otros datos que no aportaban nada a quienes iban a consumir el informe. No es que no sean KPIs importantes, es que depende de las necesidades del lector, sus responsabilidades y los objetivos del negocio.

También es importante que utilices el lenguaje del cliente, especialmente para definir KPIs que puede que describan métricas a las que tu cliente se refiere de otra manera. Por ejemplo, ¿vas a hablar de «ventas» o de «compras» en un ecommerce? Puede parecer poco relevante, de hecho es un ejemplo un poco simple, pero ilustra perfectamente un caso común.

Ahora bien, un dashboard impresionante no debería ser una experiencia pasiva. La interactividad marca la diferencia entre un informe aburrido y una herramienta que invita a explorar. Con filtros y opciones dinámicas, el cliente puede navegar por los datos según sus intereses, enfocándose en una región específica o comparando campañas de diferentes períodos.

Un dashboard de ecommerce debería permitir filtrar por dispositivo móvil o escritorio; así el cliente puede identificar rápidamente qué plataforma está impulsando más conversiones. Lo mismo podemos decir de los canales de adquisición o de cualquier característica demográfica de los usuarios. Esa capacidad de jugar con los datos es lo que convierte a un dashboard en una herramienta viva y útil.

Los cuadros de mando en pdf o incluso en hojas de cálculo estáticas ya han pasado a la historia por su incapacidad de aplicar este tipo de filtros de forma dinámica.

Además las herramientas de reporting ofrecen funciones de navegación interna dentro del documento muy interesantes. Y es que la experiencia de uso del informe es tan importante como la data que recoge.

Y finalmente, el diseño. Un buen diseño no necesita ser extravagante ni complicado. Todo lo contrario: cuanto más limpio y coherente, mejor. La paleta de colores debería ser agradable y, si es posible, alineada con la identidad visual del cliente. Las métricas clave deben estar bien destacadas, y los gráficos elegidos tienen que ser apropiados para el tipo de información que representan. Un gráfico de barras o líneas, bien utilizado, puede contar historias que un gráfico de radar solo confundiría. Y, por supuesto, hay que evitar excesos como tipografías demasiado pequeñas, combinaciones de colores estridentes o información desordenada.

En resumen, un dashboard impresionante tiene que combinar claridad, relevancia, interactividad y diseño. Cuando estos elementos se aplican correctamente, el resultado no solo informa, sino que genera una experiencia inolvidable para el cliente.

Después de todo, un buen dashboard no es solo un reporte; es una conversación visual que conecta los datos con las decisiones.

Paso a paso para crear un dashboard memorable

Crear un dashboard que realmente impresione se basa en un proceso bien estructurado. Es como construir una casa: necesitas entender las necesidades del cliente, elegir los materiales adecuados y, por supuesto, darle un toque estético para que destaque. A continuación, te explico cómo hacerlo paso a paso.

Conoce a tu cliente y sus objetivos

Todo comienza con una conversación. No se trata solo de pedir un listado de métricas, sino de entender a fondo las necesidades y preocupaciones del cliente. Pregúntales qué decisiones necesitan tomar con los datos que vas a darles, qué problemas están tratando de resolver y qué tipo de insights les facilitarían el día a día. Este paso es crucial porque te permitirá alinear el dashboard con los objetivos estratégicos de su negocio.

Te encontrarás con clientes que tienen muy claras las métricas que necesitan consultar. Otros sabrán la información que quieren conocer pero no sabrán cómo traducirla a métricas. Y finalmente también te encontrarás con clientes que no tienen ni idea de qué datos son los que les pueden ayudar a tomar buenas decisiones. En todos estos casos tu experiencia con distintas verticales y modelos de negocio será de un valor incalculable.

Te recomiendo dedicar una o dos reuniones para este tema. Hay metodologías, como la de la North Star Metric, que suponen una buena forma de identificar esa información.

Por ejemplo, un cliente del sector B2B podría estar preocupado por la calidad de los leads y el coste por adquisición. En cambio, un ecommerce probablemente quiera concentrarse en métricas como la tasa de conversión o el ticket promedio. Si no haces estas preguntas desde el principio, es como intentar diseñar un traje sin saber la talla: puede quedar bonito, pero no será funcional.

Define las métricas clave (KPIs)

Una vez que entiendes los objetivos del cliente, es el momento de traducirlos en métricas concretas. Este es el paso donde se separan los datos útiles de los que simplemente ocupan espacio. Un dashboard no tiene que mostrar todo; tiene que mostrar lo esencial.

De hecho el principal problema de los analistas más noveles es que vuelcan en los dashboards toda una retahíla interminable de KPIs, temiendo dejarse alguno importante en el tintero. Esto solo introduce ruido en el cuadro de mandos, donde la información relevante será tapada por datos poco o nada útiles.

Este problema siempre sucede cuando el paso 1 no ha sido ejecutado con la disciplina adecuada. Al no ser precisos en los objetivos que necesitamos monitorizar, no somos capaces de definir los KPIs más relevantes.

Por ejemplo, para un cliente que lanza campañas en redes sociales, podrías centrarte en métricas como el CTR, la tasa de engagement y el ROAS. Pero si estás trabajando con un cliente que gestiona un medio digital, lo más relevante podría ser conocer las visitas orgánicas, el tiempo en página, las páginas por sesión y la tasa de rebote. Elegir las métricas adecuadas no solo mejora la claridad del dashboard, sino que también refuerza su utilidad.

Escoge las herramientas adecuadas

El siguiente paso es elegir la herramienta que mejor se adapte al proyecto. No todas las herramientas son iguales, y cada una tiene sus puntos fuertes. Además es recomendable trabajar con suites completas, ya que la mayoría de herramientas de analítica profesionales las incluyen.

Si buscas algo fácil de usar y gratuito, Looker Studio es una opción excelente para la que encontrarás miles de tutoriales en la red. Para proyectos más complejos con grandes volúmenes de datos, Tableau o Power BI pueden ser mejores aliados.

La clave está en integrar correctamente las fuentes de datos que usará el cliente. Ya sea un CRM, Google Analytics o datos de redes sociales, asegúrate de que todo fluya de forma automática para evitar actualizaciones manuales constantes. Un dashboard que se actualiza en tiempo real no solo ahorra tiempo, sino que también impresiona por su eficiencia.

La mayoría de las fuentes de datos necesitarán conectores específicos. Es decir, Looker Studio puede conectarse gratuitamente y de forma casi automática con los servicios del ecosistema Google (como Google Sheets o Google Analytics 4) pero herramientas como Klaviyo, Mailchimp, Meta Ads, Hubspot o WooCommerce necesitarán de un conector especial, habitualmente uno premium.

Al final de este artículo volveré sobre el tema para describir las herramientas más conocidas

Diseña con propósito

Llegamos al punto donde tu dashboard empieza a tomar forma. Aquí es donde muchos fallan, pensando que añadir gráficos llamativos y colores vibrantes es suficiente. Spoiler: no lo es. Un buen diseño no solo tiene que ser bonito, sino también funcional.

Cada elemento del dashboard debe estar ahí por una razón. Las métricas más importantes deben ocupar las posiciones más visibles, mientras que las secundarias pueden ir en secciones menos destacadas. Los colores deben usarse para guiar la atención, no para distraer. Y lo más importante, elige gráficos que se adapten al tipo de dato: una tendencia a lo largo del tiempo funciona mejor con líneas, mientras que las comparaciones entre categorías se entienden más fácilmente con barras. Un poco más adelante veremos algunas recomendaciones para elegir las fórmulas de visualización más adecuadas para cada caso.

Por ejemplo, imagina un dashboard de ecommerce donde el objetivo es analizar las ventas por categoría de producto. Un gráfico de barras puede mostrar las categorías más vendidas, mientras que un gráfico de líneas puede representar la evolución de las ventas en el tiempo. Diseñar con propósito significa que cada gráfico cuente una historia clara y relevante.

Añade interactividad y dinamismo

Por último, haz que el dashboard sea interactivo. Un dashboard estático puede ser útil, pero uno dinámico eleva la experiencia al siguiente nivel. Filtros para segmentar por canal, dispositivo o región permiten al cliente explorar los datos según sus necesidades, mientras que los botones interactivos facilitan la navegación.

Imagina que estás diseñando un dashboard para un cliente con múltiples tiendas físicas. Podrías añadir un filtro que permita ver las ventas por ubicación geográfica o comparar el rendimiento entre distintas sucursales. Esta capacidad de personalización no solo hace que el dashboard sea más útil, sino que también muestra al cliente que has pensado en cada detalle.

Cómo elegir las mejores visualizaciones

En el punto 4 advertíamos de la necesidad de escoger la mejor forma de mostrar un dato, la visualización más adecuada para poder analizarlo. La selección del tipo de gráfico adecuado puede marcar la diferencia entre que el usuario entienda la historia a la primera… o se quede con cara de «¿qué estoy viendo?».

Gráficos de líneas

Ideales para evaluar tendencias a lo largo del tiempo. Si quieres ver cómo evoluciona un KPI (por ejemplo, el tráfico web, la facturación mensual o el número de leads) a lo largo de varios meses o años, el gráfico de líneas es el rey.

También son la mejor opción para analizar una variación continua. Situaciones en las que el eje temporal (u otro continuo) es esencial para comprender la progresión.

Por ejemplo, para la evolución del tráfico web: Un gráfico de líneas para mostrar cuántas visitas tiene el sitio de tu cliente mes a mes. A simple vista, se aprecia si hay un pico notable (por ejemplo, tras lanzar una nueva campaña de Google Ads) o una caída (si hubo algún problema técnico o de indexación).

Ventajas y consejos de los gráficos de lineas:

  • Visión clara de la tendencia: Una línea ascendente o descendente es fácilmente reconocible.
  • Comparaciones simultáneas: Es sencillo superponer varias líneas en un mismo gráfico para comparar, por ejemplo, el tráfico orgánico vs. el tráfico de pago.

Cuidado: No metas 25 líneas distintas porque parecerá un plato de espagueti revuelto, y nadie querrá descifrarlo.

Gráficos de barras (verticales u horizontales)

Son estupendos para las comparaciones categóricas. Si deseas comparar varios elementos (productos, campañas, países, etc.) y ver de un vistazo cuál tiene el valor más alto o más bajo, los gráficos de barras son tu mejor opción.

Además ayudan a evaluar los cambios entre periodos. También funcionan bien para comparar un mismo valor entre distintos intervalos, aunque no muestren la continuidad temporal de forma tan fluida como un gráfico de líneas.

Por ejemplo, para recoger una comparación de ingresos por canal de marketing: Muestra en barras verticales cuánto ingresó tu cliente a través de redes sociales, email marketing, Google Ads, etc. Así es fácil ver qué canal domina la inversión y cuál necesita más atención.

Ventajas y consejos de los gráficos de barras:

  • Fácil lectura: El ojo humano detecta rápidamente diferencias en la altura (o longitud) de las barras.
  • Opción horizontal: Muy útil cuando las etiquetas de las categorías son largas o cuando hay muchísimos valores (para evitar que el gráfico se vea demasiado apretado).
  • Cuidado: Ajusta la escala para no generar percepciones erróneas. Por ejemplo, empezar el eje Y en un valor distinto de cero puede exagerar diferencias.

Gráficos de anillos o circulares (Pie/Donut Charts)

Te ayudarán con las proporciones de un todo. Estos gráficos se usan para mostrar la contribución relativa de cada parte al total. Por ejemplo, el porcentaje de ventas que corresponde a cada línea de producto.

Por ejemplo, puedes usarlo para mostrar la distribución del gasto publicitario. Imagina que tienes un presupuesto de 10K € mensuales para marketing y quieres mostrar qué porcentaje se ha invertido en Facebook Ads, Google Ads, Instagram, etc.

Ventajas y consejos de los anillos:

  • Visualmente atractivos: Un gráfico circular suele ser muy llamativo a primera vista.
  • Mejor con pocos segmentos: Como regla general, no abuses de las secciones. Máximo 5 o 6, porque si no se vuelve un arcoíris confuso.
  • El anillo (“donut chart”) puede ser más cómodo: Deja un hueco en el centro que te permite mostrar datos agregados (por ejemplo, “Gasto total: 10.000 €”).
  • Comparaciones difíciles: Si quieres comparar muchas categorías o ver diferencias muy sutiles, un gráfico circular no es la mejor opción. Las rebanadas similares pueden llevar a confusión.

Gráficos de dispersión (scatter plots)

Confieso que esta visualización es una de mis preferidas. Es genial para mostrar la relación entre dos variables. Si necesitas ver si hay correlación entre dos factores (p.ej., el gasto en publicidad y la cantidad de leads generados), el gráfico de dispersión es perfecto.

Es brutal para identificar outliers. Resulta muy útil para detectar valores anómalos dentro del conjunto.

Un ejemplo clásico de un gráfico de dispersión es aquel que relaciona la Inversión en Ads con las conversiones. Cada punto representa un día en el que inviertes un importe X en publicidad y obtienes un número Y de conversiones. Si la nube de puntos indica que a mayor inversión hay más conversiones, posiblemente existe relación. Pero si no ves un patrón, quizá necesitas replantear la estrategia.

No hay análisis de un ecommerce donde yo no incluya un gráfico de dispersión relacionando las vistas de productos con las acciones de añadir al carrito y compras. Este gráfico nos da una visión que te volará la cabeza de insights.

Ventajas y consejos de los scatter plots:

  • Visualización de correlaciones: Las tendencias se hacen evidentes; si la nube de puntos dibuja una línea diagonal ascendente, hay correlación positiva.
  • Permite varias dimensiones: Añadiendo color o tamaño de los puntos, incluso podrías añadir una tercera o cuarta variable (p.ej., “coste por clic” o “porcentaje de rebote”).
  • Cuidado: Para un cliente no experto, a veces puede resultar menos intuitivo. Acompáñalo de una explicación clara.

Gráfico de radar (o polares)

El gráfico de radar no es de los más comunes pero es muy útil para comparar atributos o métricas en múltiples dimensiones. Se suele usar en análisis de desempeño donde hay varios ejes que representan características distintas.

Además ayudan a perfilar un conjunto de KPI, como cuando quieres ver de un vistazo la fortaleza o debilidad en distintos ámbitos.

Imagínate un radar de evaluación de distintas redes sociales con ejes para «engagement», «coste por clic», «alcance», «frecuencia de publicación» y «nivel de competencia». Si cada red social (Facebook, Instagram, Twitter, TikTok…) tiene su propio «polígono», podrás ver rápidamente cuáles son las más equilibradas o cuáles destacan en un área pero flojean en otra.

Ventajas y consejos de los radares:

  • Visualmente muy descriptivo: Puede impresionar a los clientes, ya que no es un gráfico tan típico.
  • Útil para comparación de “perfiles”: Se ve claramente en qué eje se gana y dónde se pierde.
  • Cuidado: Con muchos datos, el radar se puede volver un lío. Es recomendable no pasar de 4 o 5 categorías para no saturar la vista.

Gráficos de áreas (Area Charts)

Úsalos para mostrar tendencias en el tiempo con enfoque en el volumen. Son muy parecidos a las líneas, pero con la zona inferior rellena, lo que enfatiza el volumen total bajo la curva.

Te ayudarán con las comparaciones de varias series (áreas apiladas). Se pueden usar para ver la contribución de distintas categorías a un total a lo largo del tiempo.

Por ejemplo, para ver las visitas al sitio web según fuente (orgánico, pago, redes sociales): Un área apilada te ayuda a ver cómo cada fuente contribuye al tráfico total y cómo evoluciona con el paso de los meses.

Ventajas y consejos de los gráficos de áreas:

  • Enfatiza la magnitud: El relleno refuerza la idea de “volumen total” de una serie de datos.
  • Atractivo visual: Suele quedar muy estético en dashboards, si no se abusa de las series.
  • Cuidado: Con muchas series superpuestas, se vuelve difícil leer la aportación de cada una.

Gráficos combinados (barras + líneas)

Esta mezcla es muy útil cuando trabajas con dos tipos de métricas relacionadas. Por ejemplo, cuando tienes dos KPIs diferentes pero interdependientes, como el número de ventas (barras) y la facturación media (línea).

Ventajas y consejos de los combinados:

  • Aporta contexto en una sola gráfica: Evita tener que mirar dos gráficas por separado.
  • Doble eje Y: Permite tener escalas diferentes para valores proporcionalmente muy desfasados.

Cuidado: Demasiadas métricas en la misma gráfica pueden saturar y causar confusión.

Gráficos de bala (Bullet charts)

Muy buenos para indicadores de progreso que sirven para comparar un KPI actual frente a un objetivo o meta. Son especialmente útiles cuando cuentas con un espacio reducido, ya que permiten mostrar rápidamente el nivel de cumplimiento de un objetivo (p.ej., “se ha logrado el 80% de la meta de ventas”).

Aplícalos para mostrar progresos de leads generados: El «bullet» muestra la meta de leads para el mes (100) y el valor actual (80). Además, se pueden marcar rangos: «aceptable» (60-80), «bueno» (80-100) y «excelente» (100+).

Ventajas y consejos de los bullets:

  • Claridad en un vistazo: Con un solo gráfico muy compacto ves objetivo, valor actual y rangos de desempeño.
  • Minimalismo: Genial para dashboards ejecutivos donde se prioriza la información rápida.

Cuidado: No es tan conocido por usuarios poco familiarizados con la visualización de datos, conviene explicar su lectura si el cliente no lo ha visto antes.

Gráficos de gauge (velocímetro)

Esta visualización tan peculiar es ideal para indicadores de desempeño tipo “medidor”: Se emplea para mostrar el progreso frente a un objetivo, de forma muy visual.

Además te permite enfatizar un único KPI: Por ejemplo, el porcentaje de conversión alcanzado.

Puedes usarlo para crear un velocímetro de % de facturación alcanzada que muestre qué porcentaje de la meta total de ingresos se ha cubierto en lo que va de mes.

Ventajas y consejos de los velocímetros:

  • Muy «llamativo»: Al cliente le resultará familiar (porque es como un velocímetro de coche).
  • Bueno para resaltar un KPI clave: Si tu dashboard tiene “la métrica estrella”, un gauge puede ser una forma atractiva de destacarla.

Cuidado: Ocupan bastante espacio y mostrar muchos gauge puede saturar el dashboard y quitarle sobriedad. Mejor tener uno o dos fundamentales.

Tablas y tarjetas numéricas (KPI Cards)

Puedes utilizarlos para mostrar detalles concretos: Hay datos que requieren un formato tabular para desglosar mucha información (p.ej., listado de campañas con coste, impresiones, clics y conversiones).

También para indicadores clave en grande: Las tarjetas numéricas son ideales para remarcar un KPI principal, como el total de ventas del mes o el ROI global de la campaña.

Algunos ejemplos de uso pueden ser un listado de campañas: Una tabla donde cada fila es una campaña y las columnas muestran métricas clave. El cliente puede filtrar por fecha o por plataforma y ver detalles en tiempo real. O una tarjeta con “ROI total”: Un recuadro grande, centrado, con la cifra exacta. Muy útil para directivos que quieren ver la cifra principal de un vistazo.

Ventajas y consejos de las tablas y tarjetas:

  • Cláusula “más es más”: Una tabla te permite mostrar más información que un gráfico, aunque sea menos visual.
  • Gran complemento: Combina tablas y tarjetas con otros gráficos para que el cliente pueda bucear en los detalles tras ver la visión general.
  • Cuidado: No conviertas el dashboard en un Excel gigante. Mantén la tabla lo más limpia y funcional posible.

Resumen de visualizaciones: «Qué usar para qué»

Tipo de visualizaciónUso recomendado
Gráficos de líneasTendencias temporales, evolución en el tiempo.
Barras o columnasComparación entre categorías, magnitudes absolutas.
Gráfico de tartaDistribución porcentual de un total (ojo con demasiados trozos).
Gráfico de dispersiónCorrelaciones, outliers.
RadarComparaciones multidimensionales, perfiles de desempeño.
Gráfico de areaEvolución en el tiempo con énfasis en el volumen total (a veces apiladas).
Gráfico de barra y linea (combinados)Múltiples KPIs que se relacionan, comparaciones con diferentes escalas.
Gráfico de balaProgreso hacia un objetivo, de manera compacta.
Gauge (velocímetro)KPI destacado frente a un objetivo, muy visual y llamativo.
Tablas y KPI CardsPara el detalle y los números «a pelo», información complementaria.

Detalles que marcan la diferencia

Ya tienes un dashboard funcional, con métricas relevantes, diseño claro y una buena dosis de interactividad. Pero, ¿cómo pasas de un buen dashboard a uno que realmente impresione? Aquí entran en juego los pequeños detalles que, aunque parezcan secundarios, pueden marcar una gran diferencia.

Estos toques finales son los que hacen que tu cliente no solo use el dashboard, sino que quiera compartirlo con toda la organización.

Incluye storytelling: cuenta una historia con los datos

Los números por sí solos pueden ser fríos e impersonales. Lo que realmente añade valor a un dashboard es su capacidad para contar una historia clara y accionable. Esto no significa escribir párrafos largos, sino añadir elementos visuales o anotaciones que guíen al cliente hacia los insights más importantes.

Imagina que estás diseñando un dashboard para una campaña de Google Ads. En lugar de simplemente mostrar que el CTR ha aumentado un 10%, podrías incluir una breve anotación que diga: «La optimización de los anuncios con palabras clave específicas ha incrementado la tasa de clics en un 10%. Sugerimos aplicar este enfoque en otras campañas». Esto transforma un dato en una recomendación práctica y muestra que entiendes las necesidades del cliente.

Otra forma de añadir storytelling es destacar los cambios significativos con gráficos dinámicos o resúmenes visuales. Una flecha ascendente para señalar un aumento en las ventas o un pequeño comentario sobre un pico inesperado pueden ser suficientes para resaltar lo que realmente importa.

Automatización de reportes: sorprende con eficiencia

Un dashboard que se actualiza automáticamente es un verdadero salvavidas, tanto para ti como para tu cliente. Nadie quiere perder tiempo actualizando manualmente datos o enviando reportes semanales cuando puede tener acceso en tiempo real a toda la información necesaria.

Esto es especialmente útil cuando el cliente tiene que tomar decisiones rápidas. Por ejemplo, si gestionas el dashboard de un ecommerce durante Black Friday, un sistema automatizado que muestra las ventas en tiempo real puede ser crucial para ajustar estrategias al vuelo. Todas las herramientas profesionales de visualización permiten configurar conexiones directas con fuentes de datos, asegurando que todo esté siempre actualizado.

Anticipa las preguntas del cliente

Un buen dashboard no solo responde a las preguntas que ya se han planteado, sino que también anticipa las que vendrán. Esto requiere un poco de empatía y experiencia: ¿Qué querría saber este cliente después de analizar el gráfico principal? ¿Qué detalles adicionales podrían necesitar para profundizar en un insight?

Por ejemplo, si estás mostrando el rendimiento de una campaña, añade un desglose por días o por tipo de audiencia. Si el cliente analiza un aumento en las ventas, dale la opción de ver qué productos específicos impulsaron ese crecimiento. Estas capas adicionales de información no solo aportan valor, sino que también reducen la necesidad de consultas posteriores.

Casos de uso

Los dashboards más impresionantes no solo son útiles; también son específicos. Están diseñados para abordar problemas reales y ofrecer soluciones concretas. Veamos tres ejemplos concretos de dashboards básicos que pueden servir como inspiración para tu próximo proyecto. Recuerda, lo importante no es solo el diseño, sino cómo estos dashboards ayudan a los clientes a tomar mejores decisiones y a entender sus datos de forma intuitiva.

Dashboard de ecommerce

Imagina que tu cliente gestiona una tienda online y necesita comprender el comportamiento de sus usuarios y optimizar su estrategia de ventas. Un dashboard bien diseñado para ecommerce debe incluir métricas clave como las ventas totales, el ticket promedio, las tasas de conversión y el abandono del carrito.

Por ejemplo, el dashboard podría mostrar en la parte superior un gráfico de líneas que represente la evolución de las ventas en el tiempo, acompañado de un número destacado que indique el total de ventas del mes. Justo debajo, un gráfico de barras puede comparar las categorías de productos más vendidas, mientras que un gráfico circular analiza los métodos de pago más utilizados.

Pero no te quedes ahí. Añade filtros que permitan segmentar los datos por dispositivo —móvil vs. escritorio—, región geográfica o incluso campañas específicas. Esto no solo facilita la exploración, sino que también permite al cliente identificar tendencias y ajustar su estrategia en tiempo real.

Por si aún no has conectado tu ecommerce con WooCommerce con GA4 te dejamos esta guía profesional.

Dashboard para SEO

Supongamos que trabajas con un cliente que está invirtiendo en estrategias de SEO y quiere medir su impacto. En este caso, el dashboard debe enfocarse en métricas como el tráfico orgánico, las palabras clave posicionadas y las páginas con mejor rendimiento.

En la parte superior, puedes incluir un gráfico de barras apiladas que muestre el tráfico orgánico desglosado por fuente (Google, Bing, etc.). A continuación, un gráfico de líneas podría destacar la evolución del ranking de palabras clave principales. Y para añadir más valor, una tabla interactiva podría listar las páginas más visitadas con datos sobre su tasa de rebote y tiempo promedio en página.

Aquí es clave incluir anotaciones que expliquen picos o caídas significativas. Por ejemplo, si el tráfico orgánico aumentó debido a una nueva estrategia de linkbuilding, resáltalo con una pequeña nota que diga: «Incremento del 20 % en visitas orgánicas gracias a enlaces entrantes de alto dominio».

Un scatter plot que relacione las impresiones en el buscador, con los clic en los resultados y el ranking de cada query, será el nuevo mejor amigo de tu SEO.

Dashboard para campañas PPC

Para un cliente que invierte en publicidad de pago, el dashboard debe enfocarse en métricas de rendimiento como CTR, ROAS y CPA. Este tipo de dashboard no solo debe ser claro, sino también capaz de responder preguntas específicas como: «¿Qué anuncio está generando más conversiones?» o «¿Dónde puedo reducir costes?».

Un diseño efectivo podría incluir un gráfico de barras que compare el CTR entre distintos anuncios o un gráfico de líneas que muestre el ROAS de cada campaña a lo largo del tiempo. Además, una tabla interactiva podría ofrecer un desglose de las palabras clave utilizadas, con datos sobre impresiones, clics y coste por clic.

Para llevarlo al siguiente nivel, añade un resumen ejecutivo en la parte superior que destaque insights clave, como: «Campaña X tiene el mejor rendimiento con un ROAS de 4.2, pero la Campaña Y presenta un coste elevado. Recomendación: optimizar la segmentación de Y para reducir costes».

Herramientas recomendadas

Elegir la herramienta adecuada para crear tu cuadro de mandos puede marcar la diferencia entre un proceso fluido y uno lleno de complicaciones. En muchos casos dependerá de tu stack o de tu ecosistema de negocios. No es lo mismo usar MS Teams que la suite de Google, por ejemplo.

Looker Studio

Si buscas una solución gratuita, fácil de usar y altamente personalizable, Google Data Studio es una opción fantástica. Te permite conectar múltiples fuentes de datos, desde Google Analytics hasta hojas de cálculo, y crear dashboards interactivos en cuestión de minutos. Además, su interfaz intuitiva y las opciones de personalización lo convierten en una herramienta ideal para principiantes y expertos por igual.

No la confundas con Looker, que es una plataforma completa de inteligencia de negocios (BI) y es de pago.

Tableau

Tableau es todo un clásico y una de las herramientas más potentes del mercado para análisis y visualización de datos. Es perfecta para proyectos complejos que requieren integraciones avanzadas y visualizaciones sofisticadas. Aunque su curva de aprendizaje es algo más pronunciada, sus capacidades avanzadas de interactividad y personalización la convierten en una inversión que vale la pena.

Power BI

Desarrollada por Microsoft, Power BI destaca por su integración con el ecosistema de Office y su capacidad para manejar grandes volúmenes de datos. Es ideal para empresas que ya utilizan herramientas como Excel o SharePoint, ya que la integración es prácticamente perfecta. Además, ofrece un equilibrio sólido entre funcionalidades avanzadas y facilidad de uso.

Klipfolio

Si necesitas un dashboard orientado al cliente que pueda integrar datos en tiempo real, Klipfolio es una gran opción. Esta herramienta es particularmente útil para agencias que quieren ofrecer reportes atractivos y automatizados a sus clientes. Aunque requiere algo más de configuración inicial, las posibilidades de personalización son enormes.

Excel y Google Sheets

Aunque no son herramientas específicas para dashboards, Excel y Google Sheets siguen siendo opciones más que válidas para proyectos muchos tipos de proyectos o cuando trabajas con datos limitados. Con un poco de creatividad y el uso de gráficos dinámicos, puedes crear reportes muy funcionales. No olvidemos que hay un espacio reservado en el cielo de los marketers para todos los ninjas de Excel y Sheets.

Y es que, puede que no sea objetivo, pero considero a Excel la aplicación informática más importante de la historia por su impacto a muchos niveles.

Recomendaciones finales

Cuando empieces a explorar estas herramientas y recursos, ten en mente que no necesitas ser un experto en todas. En su lugar, elige una o dos herramientas que se ajusten a tus necesidades y enfócate en dominarlas. Por ejemplo, si trabajas principalmente con clientes pequeños que usan Google Analytics, probablemente Looker Studio sea todo lo que necesitas. Por otro lado, si trabajas con grandes empresas que manejan datos complejos, aprender Tableau o Power BI podría ser una mejor inversión.

Las herramientas y los recursos son los cimientos sobre los que construirás tus dashboards. Elegir las adecuadas, junto con una formación continua, te permitirá no solo cumplir con las expectativas de tus clientes, sino superarlas. Porque al final, lo que realmente importa no es la herramienta que uses, sino cómo la aprovechas para convertir datos en decisiones.