Presentas tu diseño. El cliente te dice: «Dale una vuelta». No sabes qué cambiar.
El problema no es el diseño, sino cómo lo presentaste.
En este artículo aprenderás el método para obtener feedback útil y constructivo que haga avanzar tus proyectos.
¿Qué es el feedback en diseño web?
Antes de abordar el cómo presentar, es fundamental que entendamos para qué sirve pedir feedback cuando estamos trabajando en un proyecto web.
El feedback es una herramienta de comunicación en la que se comparte el diseño para obtener críticas de otras personas, con el fin de verificar si las expectativas se alinean, permitiendo la mejora y el avance del proyecto.
Es decir, compartimos el diseño con personas clave para recibir opiniones y avanzar en la dirección correcta.
Si vamos por buen camino, continuamos y, si nos hemos desviado, rectificamos antes de continuar.

¿A quién pedir feedback?
Lo ideal sería que dieran feedback todos los stakeholders involucrados en el proyecto pero, en la práctica, lo que va a hacer que el proyecto no se enquiste, es que den feedback únicamente las personas que tienen autoridad sobre el proyecto.
Los diseñadores pedimos feedback de diversas fuentes por razones concretas:
- De otros diseñadores: Para obtener perspectivas profesionales, detectar problemas o áreas de mejora y validar decisiones de diseño.
- De los desarrolladores: Para involucrarlos en la fase de diseño.
- De los clientes: Para validar el diseño.
- De los usuarios: Para verificar si el diseño es funcional para ellos.
En este artículo nos vamos a centrar en cómo pedir feedback al cliente, porque es la persona que tiene el poder de decisión y la responsabilidad sobre el proyecto.
Cuando el feedback del cliente está bien guiado, el resto del trabajo (con otros diseñadores, con desarrolladores y con los usuarios) se vuelve mucho más ágil y eficiente.
En cambio, si la comunicación con el cliente se desordena o se dispersa, el proyecto se bloquea, los plazos se alargan y la relación se resiente.
Consejo: Asegúrate de que el feedback venga siempre de quien tiene poder de decisión. Cuando recibes comentarios de personas que no pueden aprobar ni rechazar el proyecto, corres el riesgo de entrar en un ciclo infinito de revisiones sin rumbo.
¿Por qué es importante pedir feedback?
Porque necesitamos información de primera mano
El cliente nos dará información muy valiosa sobre su negocio y sobre el cliente final, que contrastaremos con los datos reales de los usuarios.
Los mapas de calor, las grabaciones de sesión o los tests con usuarios nos ayudarán a validar si las hipótesis del cliente coinciden con el comportamiento real.
Porque la cocreación mejora el resultado
Porque el cliente tiene una perspectiva distinta a la nuestra: se fija en otras cosas, hace preguntas diferentes y, a veces, detecta detalles que nosotros no habíamos visto.
Esa mirada externa es valiosa, porque puede ayudarnos a descubrir errores o carencias en el diseño antes de que lleguen a desarrollo.
Además, hay clientes que disfrutan participando activamente en el proceso. Darles un espacio para opinar sobre ciertos aspectos (y acotar bien sobre cuáles) les hace sentir parte del proyecto.
Ojo, cocrear con el cliente no significa perder el control del diseño, sino ganar precisión, evitar malentendidos y reducir correcciones posteriores. Cuanto antes compartas tus decisiones y escuches su punto de vista, antes podrás validar, ajustar y asegurar que el resultado final cumple sus objetivos.

Porque la responsabilidad del negocio es del cliente
Porque nuestro trabajo es facilitar las decisiones, no asumirlas. Es el cliente quien define las prioridades de su negocio. Nuestro papel como diseñadores es diseñar la solución más adecuada, en lugar de decidir por nuestra cuenta qué destacar.
En muchos casos, un mismo problema puede resolverse de varias formas; no existe una única solución correcta.
Podemos presentar dos o tres alternativas y que el cliente decida el enfoque que es más adecuado para su negocio. O implementar dos opciones y, más adelante, comprobar con datos (por ejemplo, mediante test A/B) cuál funciona mejor.
Pedir feedback a tiempo evita tener que rehacer partes del proyecto y ahorra horas de trabajo. Cuanto antes validemos las decisiones, menos habrá que corregir después.
Entender cómo piensa, qué espera y cómo interpreta nuestras propuestas es fundamental para que el proceso fluya.
Consejo: Involucra al cliente desde el principio y a lo largo de todo el proceso. Su conocimiento del negocio, su mirada externa y su capacidad de decisión son claves para que el proyecto avance en la dirección correcta.
¿Cuándo pedir feedback?
El momento de pedir feedback es… constantemente.
No esperes a tenerlo todo cerrado para enseñar el trabajo. Cuanto más avances sin pedir opinión, más riesgo hay de perder tiempo, dinero y energía.
Si no pides feedback cuanto antes y varias veces a lo largo del proyecto, puedes estar semanas trabajando en una idea de diseño que luego se rechaza o descubrir demasiado tarde que no era viable.
Pedir feedback en cada hito importante del proyecto te ahorra volver sobre lo ya hecho y, además, mantiene la confianza del cliente.
Cuando el cliente siente que lo incluyes y que sus validaciones forman parte del proceso, el proyecto fluye. Si no lo haces, el cliente puede pensar que vas por libre y empezar a desconfiar.
Consejo: En los proyectos con clientes siempre tenemos que ajustarnos al presupuesto. Para evitar expectativas irreales sobre iteraciones infinitas, define de antemano cuántos puntos de validación incluye el proyecto y comunícalo claramente al cliente. Los típicos son wireframes, diseño visual y prototipo interactivo, pero dependerá del proyecto, defínelo previamente.
¿Por qué algunos diseñadores esperan demasiado para pedir feedback?
Si el feedback es crucial, ¿por qué a tantos diseñadores les cuesta pedirlo?
La raíz del problema suele ser la falta de confianza. A veces aparece el miedo a las críticas negativas, o el famoso síndrome del impostor, que nos hace dudar de nuestro propio criterio.
Otras veces el motivo es más práctico: temor a retrasar el proyecto, la sensación de no tener tiempo o simplemente no tener un método claro para recoger y gestionar los comentarios del cliente.
Y luego está la parte más humana: no querer que nos pidan cambios. Pensamos que eso supondrá más trabajo (cuando la realidad es que suele ahorrarnos cambios más adelante) o que nos obligará a alejarnos de nuestra idea inicial.
Pero el diseño no se trata de tener razón, sino de resolver un problema. Cuando dejamos de aferrarnos a «nuestra versión perfecta» y escuchamos lo que el cliente o los usuarios necesitan, el proyecto mejora y mejoramos nosotros también como profesionales.

La buena noticia es que estas inseguridades se superan aprendiendo a presentar mejor el diseño y a argumentar con rigor. Cuando dominas el proceso y entiendes cómo estructurarlo, el feedback deja de ser una amenaza y se convierte en una herramienta de mejora.
Consejo: A veces pensamos que pedir feedback demasiado pronto nos hará perder tiempo, pero es justo al contrario. Es nuestro cerebro el que intenta protegernos del posible rechazo. En realidad, cuanto antes contrastes tus ideas, antes corregirás el rumbo y más rápido avanzarás. Pedir feedback no retrasa, acelera.
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Cómo pedir feedback
Ahora vamos a ver cómo presentar el diseño para obtener feedback constructivo y útil.
Lo primero que tenemos que saber es que el objetivo de una buena presentación de diseño es alinear expectativas.
Lo que tú tienes en mente (una web limpia, con jerarquía clara y enfocada en la conversión) puede ser muy diferente de lo que el cliente imagina (una web «moderna», con efecto wow, con sliders y el logo bien grande).
El éxito está en conseguir que el cliente entienda el enfoque antes de opinar sobre los colores o el tamaño del logo.
Cuanto más claros seamos al contar nuestras ideas, menos malentendidos habrá y más fácil será avanzar con el proyecto.
Saber presentar y defender una propuesta de diseño es tan importante como que el diseño sea bueno porque, muchas veces, que el cliente entienda y apruebe el proyecto va a depender de cómo lo presentemos.
Si estructuramos bien la presentación, el feedback que recibiremos será más efectivo, porque será específico, constructivo y directamente aplicable a los objetivos de negocio.
Para que el cliente apruebe el diseño, le guiamos paso a paso, construyendo un razonamiento que haga que la solución propuesta parezca la más lógica y natural.
Paso 1: Presenta primero los datos objetivos
Empieza siempre primero con la descripción de todo aquello que compartan todas las personas que estén en la reunión.
Primero sentamos las bases y enunciamos lo que es indiscutible: los hechos. Siempre que sea posible, apóyate en investigación de usuarios o analítica. Por ejemplo:
- «Queremos aumentar el número de solicitudes de presupuesto desde la web.»
- «El 80 % del tráfico llega desde el móvil y la mayoría de usuarios abandona antes de llegar al formulario.»
- «Necesitamos una web nueva, que transmita una imagen más profesional y que sea fácil que las personas puedan reservar una cita sin tener que llamar.»
Aquí se ponen en común los hechos que nadie discute, las bases sobre las que se van a tomar las decisiones. Si alguien no tenía claro el objetivo, en este momento ya queda claro.
Te puede pasar en algún proyecto que el cliente no te ha aportado datos y solo tiene opiniones. No te preocupes, los hechos no siempre son métricas o cifras. A veces es suficiente con describir lo que sepas que todos van a reconocer como verdad: «La web actual está desactualizada», «El proceso de contacto genera dudas a los usuarios», «El mensaje de error del formulario no está claro y muchos usuarios se quejan».

Paso 2: Después, muestra las conclusiones lógicas
A partir de los hechos que ya hemos puesto en común, exponemos las conclusiones que se desprenden de ellos.
Este paso es importante porque nos permite construir un hilo lógico entre la información inicial y las decisiones que mostraremos a continuación. Así el cliente percibe que el diseño no es fruto de la intuición o del gusto, sino la consecuencia lógica de los objetivos acordados.
Además, si cuentas con insights de usuarios, por ejemplo, resultados de entrevistas o tests de usabilidad, es el momento de presentarlos. Mostrar que las conclusiones se basan en observaciones reales refuerza la credibilidad del diseño.

Ejemplos de conclusiones que se pueden exponer en esta fase:
- «Si queremos aumentar las solicitudes de presupuesto, el formulario tiene que estar siempre visible y ser rápido de completar.»
- «Si la mayoría del tráfico llega desde móvil y muchos usuarios se van antes de llegar al formulario, es probable que el problema esté en el recorrido previo. Tenemos que facilitar que las personas entiendan la propuesta antes y lleguen al formulario con menos esfuerzo.»
- «Si el objetivo es transmitir una imagen más profesional, el diseño tiene que proyectar confianza y facilitar la acción sin intermediarios. Además, vamos a usar una tipografía que combina mejor con la que usamos en nuestro logo.»
Cuando presentamos estas conclusiones antes de enseñar el diseño, ayudamos al cliente a anticipar lo que verá a continuación.
Así, cuando enseñamos la propuesta, ya está predispuesto a verla como la consecuencia lógica de lo que él mismo ha validado.
Paso 3: Y, por último, enseña el diseño
Ahora que hemos compartido los hechos y las conclusiones, llega el momento de enseñar el diseño.
En este punto, las decisiones de diseño dejan de parecer subjetivas y se entienden como la consecuencia lógica de todo lo anterior.
Ejemplos de cómo podrías explicar en esta fase las decisiones de diseño que has tomado:
- «Hemos colocado el formulario en la parte superior y reducido el número de campos a los imprescindibles para facilitar el envío.»
- «Hemos reorganizado los bloques de contenido para que el mensaje principal y el botón de contacto aparezcan antes, y hemos eliminado secciones secundarias que distraían del objetivo.»
- «Hemos optado por un estilo visual más limpio, con fotografías reales del equipo para transmitir confianza, una tipografía más adecuada y un botón de reserva fijo visible en toda la navegación.»

Seguramente, si hubiéramos contado estas decisiones al principio, sin haber establecido antes los hechos y las conclusiones lógicas, probablemente el cliente no las aceptaría con la misma facilidad o tendría más dudas.
El orden lo cambia todo: cuando el cliente entiende el porqué, el diseño se defiende solo.
Pero seamos realistas: en el mundo real, no siempre te aprobarán el diseño a la primera. No te preocupes, porque si el razonamiento está bien construido, cualquier revisión será más rápida y concreta.
Consejo: Recuerda no enseñar nada del diseño sin haber explicado antes el contexto y el propósito detrás de cada decisión. Es importante dar suficiente información para que el cliente entienda el porqué del diseño y pueda ofrecer comentarios relevantes.
Respeta el orden de presentación
Nunca empieces por la solución final. Enseñar el diseño es el tercer paso. Si enseñas el diseño sin contexto, el cliente lo juzgará por gusto, no por criterio.
Nuestro trabajo no es sorprender, sino hacer que el cliente vea lo que nosotros vemos y que apruebe el diseño por las razones adecuadas.
Mostrar antes el recorrido del usuario o un breve user journey map puede ayudar a contextualizar cada decisión dentro de la experiencia completa, no como pantallas aisladas.
Si empezamos diciendo «hemos colocado el formulario arriba» o «hemos elegido una tipografía más actual», el cliente comparará lo que le estás enseñando con la idea que tenía en la cabeza y lo rechazará sin entender el porqué.
A veces, respetar el orden es lo más difícil, porque el cliente tiene prisa o simplemente ganas de opinar y te pide ver el diseño directamente. Pero si lo haces sin contexto, lo que obtendrás no será feedback, sino gustos personales. Y eso no te sirve para mejorar el proyecto.

Por eso es importante mantener siempre este orden: primero los hechos, después las conclusiones y, por último, el diseño.
No se trata de contar cómo ha sido realmente tu proceso, que seguramente ha tenido idas y venidas, sino de mostrar un recorrido lógico y ordenado que ayude al cliente a llegar a la misma conclusión que tú.
En resumen, el objetivo de la presentación no es explicar cómo trabajas, sino hacer que el cliente vea el diseño como la consecuencia natural de los objetivos que él mismo te ha marcado.
Consejo: No enseñes el diseño hasta que no hayas explicado bien los porqués. Si primero explicas el contexto y las decisiones que te han llevado hasta ahí, el cliente podrá evaluar el trabajo con criterio y no desde la intuición.
Gestiona las expectativas
Para evitar malentendidos, anticipa lo que el cliente va a ver. Envía un breve correo el día anterior explicando qué vais a revisar y en qué punto está el proyecto.
Además, gestionar las expectativas transmite profesionalidad y confianza, porque el cliente siente que controlas el proceso, que sabes hacia dónde vas y que no estás improvisando.
También te protege de comentarios del tipo «me esperaba algo más visual» o «pensaba que ya estaría más avanzado».
Consejo: Gestiona las expectativas antes de la reunión. Avanza qué vas a mostrar y en qué fase estás: evitarás malentendidos y demostrarás control y profesionalidad.
Prepara bien la presentación
Como en cualquier exposición en público, la clave está en prepararse a fondo. No dejes espacio para la improvisación: ensaya lo que vas a decir, estructura tu discurso y asegúrate de tener claro el hilo de la presentación.
Practicar te permitirá ajustar los tiempos y afinar las palabras que fluyen mejor.
Además, te permitirá también ponerte en el lugar del cliente, intuir qué reacciones puede tener al ver el diseño y anticipar de esta manera los comentarios que puede hacer, explicando de antemano lo que intuyes que necesitará más explicación.

Cuanto más te familiarices con tu propuesta, más tranquilidad sentirás y más confianza proyectarás al cliente.
Hablar con pausas y a un ritmo sosegado permitirá que el cliente asimile mejor tus ideas y hará que ganes credibilidad. Si tienes nervios, puede que hables demasiado rápido o que te saltes puntos importantes y lamentablemente, una mala presentación hará que tu trabajo se perciba con menos valor, por muy bueno que sea.
Consejo: Ensaya antes de presentar. Practicar te ayuda a anticipar dudas, ordenar tus ideas y transmitir seguridad cuando llegue el momento.
Conoce a tu cliente
No todos los clientes son iguales: algunos tienen experiencia en diseño y puedes esperar que aporten criterios técnicos válidos. Otros conocen profundamente a su audiencia pero no dominan los principios de UX y otros necesitan más guía durante el proceso.
Consejo: Adapta tu forma de comunicar según el tipo de cliente con el que trabajes.
Design is my passion
En la presentación en tiempo real tienes la oportunidad de mostrar cuánto te apasiona el diseño y cuánto te entusiasma el trabajo que has realizado.

La energía positiva se contagia y si tu presentación despierta emoción (aunque sea sutil), estás facilitando que el cliente se implique más, confíe más y dé un feedback más útil.
Consejo: Además de preparar las diapositivas y tener los argumentos claros, prepara también tu actitud para transmitir al cliente emociones positivas, porque está demostrado que la forma en que presentamos un diseño influye tanto como el diseño mismo.
Hablar con criterio: cómo transformar opiniones en argumentos de diseño
Cuando un cliente te contrata, está confiando en ti para tomar decisiones, pero hay que reforzar su confianza en cada conversación. No basta con tener razón: hay que saber comunicarla.
La falta de confianza, el famoso síndrome del impostor, es algo bastante común, sobre todo cuando presentas un diseño a un cliente importante o a un equipo grande.
La mejor manera de superarlo es mostrar profesionalidad: transmitir que sabes de lo que hablas, que tus decisiones están basadas en criterio y no en gustos personales.
Usar marcos de referencia conocidos, como las heurísticas de Nielsen, los principios de la Gestalt para explicar decisiones visuales (proximidad, similitud, continuidad), o las leyes de UX (Ley de Hick, Ley de Fitts, etc.) como argumentación técnica, te da un lenguaje común con el cliente y eleva la conversación del plano subjetivo al profesional.
Por eso, en cada reunión con el cliente, evita usar expresiones que suenen a opinión personal, como:
- «Yo creo que…»
- «A mí me parece…»
- «Yo diría que…»
Cuando usas ese tipo de frases, colocas tu criterio al mismo nivel que el de cualquiera.
En cambio, si hablas desde el conocimiento, la percepción cambia. Por ejemplo:
En lugar de «Yo creo que el botón tiene que ser más grande», di «Un botón más grande mejora la visibilidad y facilita la acción principal. Además, en dispositivos móviles facilitará que se realice la pulsación con el pulgar».
En lugar de «A mí me gusta más este color», di «Este color tiene más contraste y facilita la legibilidad».
Consejo: Transmite seguridad al cliente usando las palabras adecuadas y hablando desde el conocimiento y la experiencia, nunca desde opiniones personales. La falta de confianza se supera practicando, practicando y practicando mucho para dominar esta técnica.

De opinión personal a argumento profesional
Aquí tienes algunos ejemplos de cómo transformar expresiones basadas en gustos en argumentos de diseño.
| ❌ Expresión a evitar (opinión) | ✅ Expresión profesional (rigor) |
| Yo creo que… | Observo que… / Los datos muestran que… |
| En mi opinión… | Es más adecuado que… / Responde mejor a los objetivos de… |
| Es guay / mola / queda bien / me gusta. | Es consistente / es lógico / es efectivo/ está alineado con los objetivos |
| Es potente / es atrevido. | Tiene pregnancia / es equilibrado / resuelve bien el problema. |
| Yo diría que… | Los resultados indican que… / Se aprecia que… |
| Me parece que funciona mejor. | Funciona mejor porque… / Esta solución optimiza… |
| A mí me gusta más esta tipografía. | Esta tipografía mejora la legibilidad y refuerza la jerarquía visual. |
| Este color me gusta más. | Este color mejora el contraste y refuerza la identidad de marca. |
| Creo que el botón tiene que ser más grande. | Un botón más grande mejora la visibilidad y facilita la acción principal. |
| Me parece que hay demasiado espacio. | Este espaciado mejora la claridad y separa correctamente los bloques de contenido. |
| Es bonito. | Es coherente con la identidad visual / Está bien equilibrado. |
| Me parece moderno. | Se percibe como actual por su simplicidad y su uso del espacio. |
En los proyectos en los que no tengas datos para respaldar tus argumentos, no lo fuerces. En esos casos, es mejor decir honestamente «basándome en mi experiencia…» que inventar un rigor que no existe. La clave no es evitar toda opinión personal, sino fundamentarla siempre que sea posible.
Consejo: Cuando pidas feedback de diseño nunca preguntes: «¿Te gusta?». La responsabilidad de la comunicación es nuestra, como profesionales, no del cliente. Por lo tanto, necesitamos hacer las preguntas correctas. Nunca preguntes si le gusta, porque no quieres que te diga que no y ya está. Y porque no se trata de gustar, sino de cumplir los objetivos del negocio y las necesidades del usuario.
La actitud lo es todo: el cliente no es tu profesor
Te recomiendo que presentes el proyecto al cliente como una colaboración y no como una «entrega para aprobar». Esta actitud ayuda a generar confianza y fomenta un feedback honesto y constructivo.
Como no quieres que el cliente «corrija» tu diseño, no presentes el trabajo como si estuvieras en clase ante un profesor, porque si lo tratas como a un profesor, actuará como tal.
Y si el cliente ha tenido malas experiencias con diseñadores poco profesionales a quienes tuvo que corregir errores de diseño, repetirá ese comportamiento contigo.
Consejo: Dale confianza suficiente al cliente para que sepa que no necesita ponerse a diseñar él mismo ni a corregir errores de diseño.

Haz preguntas específicas
Cuando el cliente percibe que su opinión importa y que tú la valoras con serenidad, te respeta más y confía más en ti. Esa confianza se traduce en decisiones más ágiles, menos revisiones y, casi siempre, un mejor resultado final.
Cuando hayas terminado la presentación y para dar paso al feedback del cliente, evita las preguntas genéricas como «¿qué te parece?», porque ese tipo de preguntas invitan a respuestas vagas como «me gusta» o «no me convence».
En su lugar, haz preguntas concretas que orienten la respuesta hacia lo que realmente necesitas validar:
- «¿La navegación te resulta clara?»
- «¿Entiendes de qué trata la web en los primeros cinco segundos?»
- «¿Te parece que el diseño refleja los valores de tu marca?»
Este tipo de preguntas no solo generan feedback más útil, sino que también demuestran que hay un método detrás del diseño.
El cliente siente que estás guiando la conversación y que cada decisión tiene un propósito.
Consejo: Recuerda que la relación que construyes con tu cliente es parte del proyecto y que cuanto mejor sea la comunicación, mejor será el proyecto.
Pide feedback en tiempo real y asíncrono
Como hemos visto, es crucial explicar y justificar cada decisión de diseño al cliente la primera vez que lo ve, por eso, haz la primera presentación en tiempo real, compartiendo pantalla durante una videollamada o en persona.
Además, en la videollamada el cliente tiene la ocasión de hacer preguntas o comentarios y nosotros tendremos la oportunidad de contestar de manera oportuna para poder aclarar dudas o reconducir nuestro discurso en función de cómo lo esté percibiendo el cliente.
Después de la presentación del diseño en videollamada, el cliente puede revisarlo con más calma y proporcionar feedback asíncrono utilizando herramientas colaborativas.
Consejo: Nunca envíes el diseño por correo electrónico y esperes a que te contesten con el feedback. Necesitamos explicar nuestro diseño al cliente y ofrecerle una experiencia en tiempo real. Recuerda: la primera revisión en directo y los comentarios posteriores por escrito.

Usa herramientas de colaboración
Además de facilitar la revisión, las herramientas colaborativas ayudan a dejar constancia de las decisiones, lo que mejora la trazabilidad del feedback.
Utiliza las herramientas que mejor se adapten a cada fase del proyecto, a cada cliente y a ti, ya que es importante que la herramienta encaje con tu forma de organizarte: herramientas de diseño como Figma o Penpot, herramientas de revisión visual, y canales de comunicación tanto síncronos (videollamada) como asíncronos (comentarios escritos).
Consejo: Está bien que conozcas las herramientas más utilizadas, por si en algún momento las necesitas, pero no te obsesiones con usarlas todas: pruébalas y elige las que mejor encajen con tu forma de trabajar. Lo importante es el proceso, no la herramienta.
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Entiende a tu cliente y anticípate a sus necesidades
Los diseñadores sabemos que hay peticiones que se repiten con muchos clientes. Si las conocemos, podemos tenerlas en cuenta desde el diseño y durante la presentación, y así podremos anticiparnos para que no nos pidan esos cambios.
Vamos a ver 3 ejemplos típicos de cambios que los clientes piden a los diseñadores.
Ejemplo 1: ¡Haz el logo más grande!
Este es un clásico. Si preguntas a un diseñador qué cambios suelen pedir los clientes, te va a decir que los clientes siempre quieren el logo más grande. Pues bien, vamos a ver cómo resolvemos esta petición tan mítica desde el diseño y durante la presentación.
Hemos visto que cuando un cliente pide un cambio, siempre hay que preguntar por qué lo pide.
«¿Por qué mi cliente quiere que el logo más grande?»
Probablemente, porque siente que el diseño no refleja su marca.
Como el cliente no sabe detectar este problema, da una solución basada en su conocimiento limitado de diseño. Quizá no sabe decir «el diseño no refleja mi marca», pero sí sabe decir «haz el logo más grande».

Como diseñadores, sabemos que hay muchas formas de reflejar una marca sin usar el logotipo: colores, tipografía, composición, imágenes, ilustraciones y otros elementos gráficos.
Si durante la presentación explicamos al cliente todos los recursos que hemos usado para representar su marca, es muy probable que a la hora de dar feedback no nos pida hacer el logo más grande.
Consejo: Dale tranquilidad a tu cliente, que sepa que has entendido su necesidad y la has cubierto.
Ejemplo 2: Añadir más elementos al menú principal
Muchos clientes piden añadir más ítems al menú principal porque creen que eso facilita la navegación.
Por ejemplo, puede que nuestro cliente nos diga: «Quiero que el menú principal tenga todas las secciones visibles para que el usuario lo tenga todo a mano».
A primera vista puede parecer lógico, pero si el sitio tiene más de seis o siete secciones, el menú se vuelve confuso y más difícil de usar, sobre todo en móvil.

Como sabemos que este tipo de petición es habitual, nos anticipamos.
Cuando mostramos un menú con tres o cinco secciones, tenemos que explicar por qué es mejor mantener un número reducido de ítems: un menú más corto mejora la experiencia de usuario y las conversiones.
Para evitar que el cliente piense que el usuario no encontrará la información, durante la presentación podemos explicar que además del menú principal habrá llamadas a la acción en la página y una navegación secundaria en el pie.
Si el cliente entiende las razones, probablemente no pedirá añadir más elementos.
Consejo: Durante la explicación del diseño, aprovecha para anticiparte a resolver las inquietudes que sabes que suelen tener los clientes.
Ejemplo 3: Añadir más elementos visuales o contenido
Algunos clientes piden incluir más contenido o elementos visuales (iconos, gráficos, etc.) para hacer la página más atractiva o menos plana.
A veces se puede hacer sin problema, e incluso mejora la experiencia.
Pero otras veces, añadir más cosas empeora la usabilidad y distrae al usuario del objetivo de conversión.
Si anticipamos esto y explicamos por qué hemos elegido esa cantidad de contenido y esos recursos visuales, el cliente no sentirá la necesidad de seguir pidiendo más.

Internet está lleno de memes sobre clientes que piden cambios.
¡Los clientes tienden a pedir siempre lo mismo en todas partes!
Consejo: Antes de que tu cliente te diga «Métele más diseño», ahora que sabes que es algo que puede pasar, anticípate.
Del conflicto a la colaboración
Pedir feedback bien no garantiza que todo sea fácil, pero seguro que te puedes evitar algún conflicto y tendrás conversaciones más productivas con tus clientes.

Cuando el cliente entiende el porqué de nuestras decisiones, el proyecto avanza más rápido y con menos fricciones.
La secuencia hechos → conclusiones → diseño es tu herramienta. Úsala en cada presentación y verás cómo el «no me convence» se convierte en una conversación constructiva sobre cómo mejorar el resultado.
Y recuerda: el proyecto no termina con la aprobación del cliente. El feedback más valioso llega cuando los usuarios usan la web real y los datos confirman si las decisiones funcionan.
Interesante todos los productos que muestras !